
Monseñor Edouard Jetté es de nacionalidad canadiense, se ordenó como sacerdote en 1923 y más tarde obtuvo, en Roma, el doctorado en filosofía, y en París, la licenciatura en letras.
Sus experiencias, como él mismo las explica en su libro “En el Umbral del Subconsciente”, comienzan alrededor del año 1923 en las que se inicia en la práctica de la radiestesia.
La radiestesia es una técnica muy antigua. Se utilizaba una horqueta del árbol del avellano para buscar aguas subterráneas, metales (minas), tesoros enterrados, personas desaparecidas, delincuentes, etc. La técnica se fue perfeccionando con el uso del péndulo y que monseñor Jetté en su libro explica cómo usarlo. Conceptualiza la radiestesia así:
“Nosotros -explica- estaríamos dotados de una facultad sensible, misteriosa, incluso, que nos permite alcanzar los objetos que están fuera del alcance normal de nuestro cinco sentidos. Bastaría con plantearse una pregunta precisa para obtener con apreciable frecuencia una respuesta a esa pregunta. Ese conocimiento, en general es demasiado reducido para ascender por si mismo al estadio superior de la conciencia, pero suficientemente para provocar un reflejo que imprima al péndulo el movimiento convencional que se ha fijado”.
Cuando Jetté habla de movimiento convencional quiere decir que se ha tomado por convención mental que si el péndulo (sostenido por la mano de una persona) gira a la derecha es una respuesta, SI; si gira: a la izquierda es una respuesta NO.
Jetté señala las posibles causas de error en la obtención de la respuesta. Analiza los fenómenos telepáticos que pueden influir en el éxito del fenómeno de la radiestesia.
FACULTAD COMÚN A TODOS
“Cualquiera puede hacer radiestesia. Y no veo la razón para dudar. Es una de nuestras facultades naturales, un poco como la vista.
La radiestesia puede ofrecer ventajas muy valiosas, sin contar la profunda alegría que le significa descubrir por él mismo algunos de los maravillosos poderes con que el Creador ha dotado a nuestra naturaleza. El error, dicen, no es peligroso más que por la parte de verdad que contiene. Separar ciertas verdades aparentemente misteriosas pero bien controladas, ponerlas en evidencia,
¿No es cortar las a las a innumerables fantasías divulgadas por ciertos partidarios de las ciencias ocultas y que se presentan como una nueva religión?
“Lo que es natural debe ser tratado como natural”.
Jetté relata una gran cantidad de casos en que tuvo éxito y otros en el que pudieron existir errores, entre ellos: descubrimientos de aguas subterráneas, búsqueda de ahogados, localización de personas (incluso el sitio que ocuparía en uno de los asientos del refectorio) etc. En el año 1966 solicitó una entrevista con la señora Galle dedicada a la práctica de la videncia, además de las lectura de cartas y la lectura de la mano utilizaba el péndulo. En 1972, la Galle de visita en Canadá lo pone en contacto con Felipe Chancelor de México y quien estaba dedicado a fotografiar las ondas curativas.
Jetté entusiasmado se dedica a investigar los casos de curaciones como la detención de la sangre, la composición de los huesos, la eliminación del dolor, las curaciones a distancia e investiga sobre las ondas curativas que llama radiaciones, él mismo llegó a practicar muchas curaciones con éxito.
Jetté llegó a la conclusión: “Acepto que el poder de curar sea un don, pero un don que todo el mundo posee aunque en grados diferentes”.
Rosendo Churión.
*Periódico La Religión de Caracas.
Caracas, domingo 4 de marzo de 1.990.
Sección sociales- página 6.