Sebastián Pagliero, religioso salesiano, originario de Italia, es quizás el “radiestesista” más conocido de Venezuela debido a su éxito en la búsqueda de aguas subterráneas. De 85 años de edad, presenta una vitalidad increíble; por su dedicación a construir iglesias y colegios ha recibido un diploma de la Santa Sede, por aquel entonces debido a una solicitud expresa del Cardenal Quintero. Posee otro diploma por su participación en la Primera Guerra Mundial, en la cual peleó contra Alemania y Austria en la zona de Trento. Allí estuvo 13 meses en primera línea. Hoy continúa dedicado a sus trabajos de arquitectura y topografía. La Radiestesia, actividad que mucho le apasiona, le mantiene muy ocupado, debido al conocimiento que se tiene de los continuos éxitos para la búsqueda de pozos de aguas.



UN RELIGIOSO QUE BUSCA AGUA
-¿Cómo se inició usted en la Radiestesia? -indagué.
-Estaba dedicado a construir colegios en el campo, y como muchas veces no había agua, no daban permiso de construcción, hasta que llamamos a un hermano cristiano, que decía que sabía buscar agua subterránea. Cuando él trabajaba yo lo miraba -responde el salesiano.
– ¿Y cómo aprendió usted?
-Me indujeron a que yo lo hiciera también. Dijeron que yo tenía la fuerza. Al poco tiempo ya las personas me estaban buscando, para que les dijera si había agua en tal punto.
-¿Cuál fue su primer éxito de descubrir un pozo de aguas subterráneas?
-El del Colegio La Macarena en Los Teques (Estado Miranda), fue el primer punto. No daban permiso para construir, y yo, preocupado porque no había agua busqué el pozo, lo marqué, y exactamente resultó ser uno muy bueno.
-¿En qué fecha ocurrió?
-En 1955.
-¿Y actualmente sigue funcionando el pozo?
-Si, por supuesto, y además es muy bueno.
– ¿Y qué sintió usted cuando detectó un pozo de agua bajo sus pies?
-Esa pregunta me la hace todo el mundo; es como sentir el frío. Uno dice “siento frió” y no se ve nada, Así es; yo siento una reacción de lo que estoy buscando, que antes no era así. Ocurre un cambio, algo que vibra dentro del cuerpo.
-¿Cómo trabaja usted?
-Primero hay que saber lo que se va a buscar, y decirse a uno mismo: “Yo quiero saber si existe tal cosa…” Me procuro un péndulo y un testigo, luego me concentro y digo: “¿Habrá tal cosa?”; si, entonces me vibra el cuerpo; no hay, entonces no pasa nada.
-¿Cómo maneja usted el péndulo?
-Con la mano derecha tendida cómodamente. Yo más que todo trabajo con la vista a distancia de varios kilómetros; cuando mi vista pasa sobre la onda, reacciono y digo “ya está”, a cualquier distancia.
-¿Y de la búsqueda de tesoros ocultos, las llamadas “botijas” con morocotas, doblones de oro, los llamados “entierros”?
-En los llamados “entierros” no me meto nunca.
Yo no soy aficionado a eso. Yo busco lo que sea verdaderamente útil al ser humano. Cuando me han llamado para eso siempre me he negado. No me gusta, y cuando uno no le gusta una cosa no puede tener éxito.
EL SECRETO DEL PENDULO Y LA IGLESIA
-¿Qué opina usted del uso del péndulo para trabajen Radiestesia?
Para mi el péndulo no es nada; es como una antena la mano. Cualquier péndulo sirve, pero cuando trabajo con un mapa, necesito un péndulo chiquito y que sea liviano. Si voy al campo necesito un péndulo más pesado, porque el viento estorba. Ningún péndulo tiene algo especial que transmita un poder, cualquier péndulo sirve, pero a cada uso: su péndulo.
-Si una persona tiene dudas sobre el uso del péndulo quiere saber cuál es el que le conviene, ¿Qué debe hacer?
-Si tiene dudas, que no lo use; debe cambiarlo, porque no le funcionará.
-¿Qué opina del péndulo “Schumfell” que tiene aquí en su escritorio?
-Es óptimo para mi, es una maravilla, pero no uso para mapas porque me estorba, pero en el campo sí porque me oriento con la brújula. El viento lo mueve muy poco. .
– ¿Qué opina de la Radiestesia en relación con la religión católica?
-La Iglesia católica, cuando no tenía la idea muy clara de lo que era la Radiestesia, la combatía. Pero ahora no. La Iglesia no la prohíbe, y creo que ninguna religión la prohíba. Cuando yo busco el agua lo hago por el bien de las personas. No hay nada malo en eso; pero si se usa la Radiestesia, para fines maléficos desde luego que la Iglesia no está de acuerdo. Aquí los sacerdotes me animan y me dicen: “Si tú tienes esa facultad, úsala”.
RECOMENDACION A LOS ASPIRANTES
-¿A los aspirantes a radiestesistas, qué le recomendaría usted?
-Eso no se puede recomendar, hágalo y ya está; se debe probar si se tiene esa facultad. Yo los animo para que estudien. Yo doy un curso cada año en el bachillerato en la escuela agronómica, pero no todos resultan con éxito.
-¿Qué dificultades tiene la búsqueda por medio de la Radiestesia de un carro robado?
-Se busca, como buscar cualquier otro elemento, únicamente que se tiene que decir en tal lugar y a tal hora al solicitante, pero que a otra hora estará en otra parte. Luego, si la persona no lo va a encontrar, va a decir que el radiestesista se equivocó; para yo localizarlo le pido una foto de aquel que manejaba el carro, Yo no busco el carro sino la “onda” del chofer; la remanencia que queda en el volante, la encuentro aquí en el mapa. Cuando cae una avioneta yo no busco el aparato: busco a la persona.
-¿Cómo puede usted saber si las personas están vivas o muertas?
-Con una foto se sabe si están vivos o muertos; si están heridos se averigua por el nivel de vitalidad que ha bajado. Hasta puedo saber qué parte del cuerpo está herido -responde el salesiano.
-¿Trabajó alguna vez buscando petróleo?
-Sí, había una compañía llamada “La Continental”.
Les señalé varios pozos: uno seco, otros con muy poca cantidad de petróleo y otros muy buenos. Incluso a distancia de unos 20 kilómetros detecté un pozo; me preguntaron qué cómo sabia yo si había allá eso, si yo no estaba presente. Entonces les comentaron que yo tenía un aparato. Luego vino un abogado norteamericano de la compañía, y dijo que tenia órdenes de comprarlo costara lo que costara. Le expliqué al abogado cómo trabajaba y él me dijo que era “científico, pero muy personal”.
-¿Y con la búsqueda del agua?
-Muchas veces me llaman los geólogos. Me gusta andar con ellos, porque uno aprende mucho. Me preguntan dónde está el agua y yo se los digo.
FANTÁSTICOS DESCUBRIMIENTOS
– ¿Y de los últimos pozos que ha descubierto?
-La otra vez me llamaron de Araira, porque había dos edificios de 20 pisos. Me dijeron que se necesitaba mucha agua, y estaba todo listo para vender. Conseguí un pozo que daba 15 litros por segundo. Después me llamaron de la cárcel del Rodeo. Yo sabia que allí habían buscado los geólogos, doce perforaciones, todas sin resultado satisfactorio. Luego, cuando me dirigí al sitio, señalé una zona de la Policía Técnica Judicial que era bastante alta. No lo creyeron, pero luego se comprobó al perforar el pozo.
– ¿Y de los trabajos de tele radiestesia?
-Yo, antes de ir al campo trabajo con el mapa, así estoy más seguro. Muchas veces sucede que la compañía perfora y no encuentra agua. Me traen el mapa, se los marco, luego perforan y encuentran el agua. También marqué un mapa situado en Europa, en Italia. Fue un pozo donde nació Don Bosco; no habían perforado porque sabían que yo iba para allá, y me esperaron para estar más seguros. Luego volví a marcar el pozo, esta vez en el terreno, y fue exacto en profundidad y cantidad de agua. Allá en Italia decían: “El pozo lo marcó desde Venezuela. Es imposible, no puede ser”.
-¿Cuánto tiempo tiene usted dedicado a la Radiestesia? -señalé por último.
-Desde el año 1955; unos 29 años aproximadamente.
-Nuestros deseos son que siga obteniendo grandes éxitos por mucho tiempo, siempre en beneficio de la humanidad.
FUENTE: Edición especial de la revista Cabala. Nº 141. Año VIII, fecha: noviembre de 1.984.